domingo, 2 de noviembre de 2014

Críticas de cine XIX: Drácula, la leyenda jamás contada






Hace un tiempo hice una reflexión sobre los remakes, en este mismo blog, que podéis leer aquí. En él opinaba sobre que únicamente se encargaran de llevar al cine refritos y reinvenciones de ideas ya extremadamente explotadas. Me parece absurdo y creo que deberían centrarse más en historias originales, que las hay y muchas, y dejarse de historias pudorosas.

Antes que nada quiero dejar claro que se van a contar sucesos de la película (spoilers, para los amigos), por tanto si alguien quiere ser torturado durante hora y media y quiere ver la película, mejor que deje de leer.

Gary Shore nos llega con la enésima obra sobre Drácula, y encima tiene la desfachatez de llamarla "La leyenda jamás contada". Me parece un nombre correcto, pues tras verla llegas a la conclusión de que no se debería haber contado jamás. El argumento es absurdo de raíz, un emperador llamado Vlad que se ve amenazado por los turcos y quiere ganarlos, y no se le ocurre otra idea que ir a la montaña de la muela dentada para ver si el monstruo/demonio/loquesea que hay ahí le ayuda, con los cojones más grandes que el caballo de Espartero se mete ahí, donde nunca nadie ha salido con vida, y casualmente a él no le matan... qué casualidad. Pero además el desarrollo la convierte todavía en una película peor, y parece más un remake de Ali-G que de Drácula, por la comedia que destila escena sí escena también, y de miedo da lo mismo que ver un capítulo de Pocoyó cantando el Gangnam Style. 

Guión penoso. Como ya he comentado, el Drácula de la cueva mata a toda persona que entra en la cueva, pero a Vlad lo deja vivo porque le apetece (la excusa de la espada no se la cree ni Peter). Y no solo se queda ahí, sino que además le dice: "Oye, que los turcos son malos y me quieren matar", y sin pestañear le da sus poderes, así porque sí. Que no le manda a la mierda ni un segundo, enseguida le está dando la sangre. Y muy importante esto, le da como medio litro de sangre para que se la beba, recordadlo para un aspecto que comentaré después.

Cuando ya tiene todos los poderes me puse a analizar a Vlad, y resulta que es un batiburrillo absurdo de personajes de cómic y ficción. Una mezcla entre Superman, Spiderman y Batman. ¿Cómo se puede conseguir esto, os preguntaréis? Pues muy fácil. Te haces inmortal y no te gana ni cristo, ni un simple rasguño, además te prenden fuego pero tu sales con el pecholobo sin quemarte nada. Esto parece claro que es de Superman. Luego con Batman es más sencillo... Resulta que tiene un ejército de murciélagos escoltándolo, y además vuelan a la velocidad de la luz, que en tres segundos ha llegado a la otra punta del país. No solo te escoltan, sino que te llevan al estilo "sillita de la reina" hacia donde quieras, y si te van a atacar te teletransporta donde quieras. Y, por último, ¿qué coge de Spiderman? El momento épico de la muerte de la mujer, calcado cada segundo de la muerte de Gwen Stacy. Que a mi no me jodáis, puede teletransportarse en dos segundos a la otra punta del castillo pero no es capaz de salvar a la mujer mientras está cayendo, y eso que la tiene a medio metro en toda la caída. Como todo hombre casado quería librarse de la mujer y no sabía como hacerlo.

Hablando de la mujer, entro a comentar el tema de los secundarios. Esta concubina/mujer es lo más triste que te pueden hacer en el cine. Resulta que tu papel consiste en follarte al protagonista, al estilo de cualquier vídeo porno. Da igual lo que le esté pasando a Vlad por la cabeza, pero en cuanto entra en la cabaña se le tira al cuello para ponerle cachondo, aunque el crío esté por ahí al lado danzando, le da igual todo, solo necesita un mango para ser feliz. También está el malo, que se dedica a estreñir su cara independientemente de la noticia que reciba. Tanto si muere su amigo como su enemigo, él reacciona igual. 

Volviendo a Drácula. Resulta que ahora para convertirte en este vampiro enfermizo tienes que beber sangre, y vuelvo a lo que he dicho unos párrafos atrás: Vlad se bebe por lo menos medio litro. Pues bien, este protagonista intenta convertir a otros y les da cuatro gotitas, no vaya a ser que se maree con tanta extracción de sangre, y....tachán, también se convierte. ¿Para qué entonces en la cueva uno se toma medio litro sin con dos gotitas ya tenías los plenos poderes? Luego además si te da el sol resulta que mueres, hasta aquí todo bien (menos mal que no han adoptado de Crepúsculo que si te da el sol te pones guapo y con purpurina al estilo Cullen), pero si eres el prota no mueres, o mueres menos. Bram Stoker se tiene que estar revolviendo en su tumba ante esta inmensa bazofia. 

Pero lo que realmente da miedo, y no la película, es que en la última escena... ¡dejan la película abierta a una secuela! Y aquí parafraseo a Drácula: "Que comience el juego" Yo lo siento, pero antes que jugar a esto prefiero un tiro en los testículos, yo me bajo de este barco. 

Paso de comentar esta última escena, solamente diré que está inspirada en el siglo XXI. Sí señores, mágicamente llega tanto la mujer, Vlad y el Drácula original a esta época. Pero ojo, que según la explicación ilógica que dan tendría sentido que tanto Vlad como Drácula viajaran a esta época, pero la mujer...¿Qué cojones pinta? Si ni es vampiro ni nada, no deja de ser una puta barata de cualquier esquina. Bueno, supongo que también la edad contemporánea se merece tener una meretriz.


Mi nota: 2/10. Y le doy un 2 porque la película es muy oscura y no se ven bien algunas escenas. Gracias a Dios que al menos han tenido la decencia de no dejarte ver la obra en estos ratos, así podías olvidarte de la  mierda que me estaba tragando.





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